LA MANTA CORTA POR ALEJANDRO GARCÍA ROSAL.

LA MANTA CORTA
Todo lo que rodea a nuestra Patrona es objeto de concienzudo estudio y critica. Por otro lado, es normal. La Virgen de la Sierra es la “democracia” en estado puro. Es de todos, en todos deja una marca, aunque no sean creyentes, y todos opinan, aunque no sean muy de ir a verla durante los otros once meses que no son septiembre. Pero es harina de otro costal.
Un clásico de estudio es la velocidad con la que se realiza la Bajá de la Virgen de la Sierra el día 4 de septiembre.
Si la Virgen baja a “su velocidad”, y ahora entraré a explicar, como costalero, hermano o simplemente egabrense lo que se considera su velocidad, parece que baja demasiado rápido para llegar a la barriada que lleva su nombre.
Los horarios establecidos marcan que la Virgen debe llegar a una hora a la Iglesia de San Francisco y San Rodrigo, se celebre una misa en su honor, y se vuelva a poner en marcha la comitiva en procesión hasta la entrada triunfal en los arcos de la calle llamada de Baena. Todo esto también a una hora razonable.
Durante la distancia que se recorre desde la barriada, hasta la parroquia de la Asunción y Ángeles, que tampoco vamos a descubrir ahora, su pueblo disfruta de Ella. UNICO motivo por el que todo lo demás, paralelo y secundario, se celebra.
Si, por el contrario, la Virgen lleva “otra” velocidad, comienza a acumular retrasos, y se recoge en la parroquia más tarde de lo que se considera “conveniente” (perdón por el excesivo uso de las comillas), su pueblo también critica que la Virgen entra demasiado tarde, y en ocasiones, sola.
Esto es como quien tiene una manta corta.
Una manta, como es de sobra conocido, es un atalaje con el que uno se mantiene abrigado.
Las hay lisas, de cuadros, de franela, antiguas, modernas, de las que le salen bolillas, del Moygar, o de Corpas. Pero cuando nuestra manta es corta tenemos un problema.
Si te tapas la cabeza se te enfrían los pies. Y si te tapas los pies se te enfría la cabeza.
¿En qué quedamos entonces? ¿Me tapo la cabeza o los pies?
Si la Virgen baja demasiado “rápido” molesta, y si se recoge muy tarde, molesta también.
En este momento es adecuado explicar factores que concurren, inevitablemente en la Bajá.
Por un lado, su pueblo acompaña a su Madre, y esto es algo absolutamente destacable.
Se trata de fechas previas al inicio de la feria y Cabra acoge a los visitantes que nos acompañan en estos días.
Fruto de todo esto es que las Bajás sean multitudinarias. Más aun cuando se trata de fin de semana.
Bien. Estupendo. A su casa vienen todos.
Como conclusión, encontramos que el movimiento alrededor del traslado de tal cantidad de personas el día 4 de septiembre es algo muy complicado de gestionar.
Existe una organización responsable de que todo esto se celebre de manera responsable y satisfactoria. Dicha organización depende de dos cofradías que son una.
En la Bajá se ven ciertas situaciones que pueden llegar a ser incluso peligrosas en un trayecto que entraña tanta dificultad, y que a día de hoy no vamos a descubrir, como supone el hecho de recorrer la distancia desde una cima que se encuentra a 1250 metros de altitud.
El trayecto congrega tal cantidad de personas, incluyendo niños, vehículos, animales, entidades, y sobre todo un sinfín de opiniones porque da comienzo nuestra Feria. Un trayecto festivo, propio de una romería, como es lógico, por tanto, donde se canta, se baila y se hacen palmas, pero también se porta una imagen sagrada.
Y se canta el ybonita. Mucho. Como por ejemplo mientras se reza el rosario y se produce un extraño contraste entre lo que está pasando dentro de la iglesia en los momentos previos a la salida, y lo que está ocurriendo en las escaleras de piedra que suben a los miradores. Pero esto son cosas mías.
El ybonitabonitabonita que, para conocimiento general, nada tiene que ver con Cabra, sino que tiene origen en los canticos a las vírgenes de la madrugá sevillana.
La amabilidad acogedora de Cabra, one more time.
Que en Cabra tenemos nuestro propio patrimonio musical alrededor de nuestra Patrona, pero bueno, la vida es así. No la he inventado yo.
El ambiente festivo de la Bajá no puede alterar un ritmo normal de un traslado de personas tan numeroso.
Ella, único motivo por el que todo lo demás, paralelo y secundario, se celebra. Pienso, por tanto, que el ritmo o la velocidad, según se quiera llamar, lo marca el ritmo que lleva la Virgen y quienes la portan en un camino escarpado y difícil.
Y los responsables de dicha misión son personas, personas humanas como se dice ahora. Que tiene tarea el nivelito. Hombres y mujeres que realizan un esfuerzo increíble en ocasiones. Un esfuerzo que supera los límites por el desnivel del terreno. Un trabajo que necesita que el cortejo que le precede sepa a qué lo han convocado allí.
Así me lo dice mi sentido común, que, si bien es el menos común de los sentidos, también es personal e intransferible, por lo cual cada uno tiene el suyo propio.
Pues todos esos factores marcan la cuestión de la velocidad, y todos los participantes en la Bajá de nuestra Madre de la Sierra deberían, si, deberían, ser conscientes de a lo que se está en los sitios, para qué y porqué, y sobre todo, cual es el motivo principal y último.
Y así, el menos común de los sentidos seria el que marca como hay que bajar a la Virgen, y se ahorrarían tantos debates superfluos.
De todos modos, quisiera recodar una obviedad tal como que la Virgen baja a Cabra en su tradicional 4 de septiembre, pero también hace el camino de vuelta a su casa. Este año concretamente el día 6 de octubre, como manda el calendario egabrense, el primer domingo de octubre una vez pasado un mes.
Os espero a todos ese día, que también es bonito acompañarla.
En la plaza vieja, sobre las 7 de la mañana. Ya aviso que costará más trabajo cantar, bailar, hacer palmas y cantar el ybonitabonitabonita, las cuestas arriba engollipan.
También hay misa antes, por si alguien gusta.
Los cafés los pago yo.
De la aportación de la televisión pública autonómica hablamos otro día. Con más café.