COMPÁS DE INCENSARIO
“AHORA QUE LA SOLEDAD SE PIERDE”
Ruge la primavera entre bosques de naranjos y jacarandas, entre el abrazo sombrío de nuestro romántico paseo, un rugir hambriento de vida, una vida llena de noches estrelladas y brisas que llegan del norte subbético desde donde nos gobierna y nos protege, la torre inquebrantable, divina y virginal de la “celestial viajera serrana”.
Ruge la primavera ahora que la Soledad se pierde entre recuerdos, viejas glorias, pocas reflexiones, poca autocrítica y mucha entrega. Y mientras la Soledad se pierde, se pierde el calor de la fiesta, cuando Ella se pierde a lo lejos también se pierden las ansias, se encuentran los desvelos y todo se convierte.
La Semana Santa de Cabra ha pasado como una estrella fugaz, pero llena de sombras y de luces. Mi reflexión particular es que desde lo externo el balance y el resultado de cada una de las hermandades que han realizado su procesión penitencial ha sido satisfactorio en una amplia mayoría. Pero cuando la Soledad se pierde a lo lejos y todo comienza a enfriarse, en ese momento, también están la reflexiones, las dudas, los problemas de toda la vida y la permanente inestabilidad horaria de los días grandes de la Semana Santa. Cabra no tiene capacidad urbana para acoger a tantas cofradías todas por el mismo entorno y por las mismas calles, exceptuando muy pocas de ellas, que hacen un esfuerzo por ampliar sus recorridos y abrir más campo y más posibilidades para que el encaje sea el perfecto o el casi perfecto. Hay que destacar el más que positivo paso de las hermandades del Jueves Santo por la carrera oficial, mejorando su cronología y haciendo un esfuerzo para que todas ellas pasaran por la plaza de España con un orden alejado de parones y dificiles piruetas itinerantes que llevaban años sin ser resueltas. El Viernes Santo por la tarde era otro reto que casi se superó después de algunos años intentando probar esta nueva fórmula que por la lluvia y por la pandemia no se había puesto a prueba para ver sus resultados. Lo interesante de este día sería que las tres cofradías de la noche, tuvieran un recorrido fijo e igual para mantener esa bella cronología del santo entierro de Cristo hasta la calle Martín Belda. Ganaría el día y ganaría el orden de nuestra ciudad en el día más masificado de hermandades. Aún así es de destacar el esfuerzo de las cuatro hermandades de la tarde noche por buscar la mejor solución a un día tan complejo.
Por otra parte, se oyen a lo lejos tambores de guerra en algunas Cofradías por problemas con las bandas, las juntas de gobierno, los consiliarios, los vestidores, los sitios en las iglesias y los desmontajes, o llegadas y salidas de las hermandades o el acceso a la Parroquia Mayor de Nuestra Señora de la Asunción y Ángeles. Pero esto forma parte del paisanaje de esta fiesta multitudinaria y principal de la ciudad. La mayor fiesta de Cabra es la Semana Santa, eso debemos defenderlo y ponerlo en valor todos los días y por eso mismo tiene luces y sombras que debemos mejorar entre todos, sobre todo, las luces.
Hay que destacar a su vez el esfuerzo de algunas cofradías por mejorar su patrimonio, su cortejo y su imagen (no paso ni Sagrados Titulares). Las nuevas túnicas de La Misericordia y del Santo Sepulcro junto a las de la Archicofradia de Jesús Preso, el nuevo ajuar y paso-canastilla del Rocío, el palio y el paso del Calvario, los arcángeles de La Columna, la restauración del paso de Las Necesidades y la trasera del palio de La Esperanza o el nuevo corte del palio del Buen Fin, entre otras muchas más novedades, todas ella destacadas.
En referencia a la actitud de todos aquellos que ven y disfrutan de la Semana Santa a pie de calle hay que destacar que en su mayoría ha habido un respeto reseñable, pero sigue habiendo puntos conflictivos en el centro de la ciudad, sobre todo en la confluencia Avenida José Solís y Calle Cervantes que por momentos parecía un “botellódromo”, aspecto este que se debería cuidar y mimar por parte de todas las partes implicadas. Está claro que esto no es Castilla, pero tampoco puede ser “sodoma y gomorra” en lugares emblemáticos.
¿Qué estamos vivos?, si. Por eso debemos corregir todo lo negativo y ser contundentes con lo que está mal, porque está mal y debemos darle un encaje apropiado para evitar denigrar la fiesta de las fiestas de Cabra.
Cuando la Soledad se pierde con su manto agustino y recoleto por las calles de la antigua Egabro y sólo se ven a lo lejos las últimas luminarias del Socorro, es entonces cuando comienza el principio de todo, la lucha diaria, el fuero interno, la interpretación de la excelencias y de las exigencias, el árbol fuerte que después de cinco siglos sigue dando frutos y en pie.
En ese momento exacto en el que la Soledad se pierde, ahí, es cuando debemos ser más fuertes que nunca y no vivir de la autocomplacencia y la ausencia de autocrítica, por el bien de nuestra fiesta mayor.
Eduardo Luna Arroyo.